Crónicas de despilfarro
En las últimas dos décadas, han proliferado museos extraordinarios por todo el mundo, que compiten en continente y contenido, por convertirse en iconos para atraer turistas.
Más que edificios, son esculturas que en algunos casos, eclipsan la colección de arte que contienen.
En general, son proyectos polémicos, tanto por el elevado coste, la sobredimensión, los larguísimos periodos de construcción, su infrautilización y a veces, por el abandono en que se encuentran.
España no es ajena a este fenómeno y en los últimos años, como invadida por un virus político-cultural, se ha poblado de estos museos esculturas a cuenta del estado.
Me pregunto si somos país para tanto museo, si todos eran necesarios y si son económicamente sostenibles.